MOTIVACIÓN EN ADOLESCENTES (1ª Parte)

Cuando nuestros hijos llegan a la adolescencia, muchos
padres, además, estamos en plena crisis de los 40 y la mayoría de los problemas
que tenemos con ellos, se deben a nosotros mismos, no a los propios chicos.
Ellos se comportan como lo que son, hacen lo que tienen que
hacer a su edad: experimentan, cruzan límites, reivindican… pero nosotros
estamos en una época de cambio, de inseguridad, de aburrimiento con nuestra
propia vida, de pérdida de motivación, de búsqueda de algo que nos haga vibrar
y salir de nuestra monotonía y… “no estamos para tonterías”.
Pocos padres se dan cuenta de que sus hijos están entrando en
la adolescencia hasta que ya están completamente metidos en ella y hacen cosas
“que no nos explicamos” o que “no son propias de ellos”.
Lo que más nos frustra es quizás que no tienen motivación
por casi nada. Hoy en día parece que lo único que les interesa es la consola o
el móvil y buscamos motivarles de todas las maneras que podemos pero sobre todo
haciéndoles ver o creer en un futuro en el que, en principio, no creen y mucho
menos ven.
Ni siquiera nosotros lo vemos en realidad. Sólo lo soñamos
para ellos, porque “queremos lo mejor para ellos”, pero a veces, lo mejor para
ellos, no es lo que nosotros soñamos o al menos, no lo es en el momento en el
que lo soñamos.
Veo padres increíbles a diario, se esfuerzan, se desesperan
con sus hijos… y sienten una frustración inmensa porque no consiguen
“encauzarles”.
Lo cierto es que no vienen con un manual de instrucciones. Y
aunque tenéis mil decálogos en internet sobre como hablar con vuestros hijos,
como motivarles, como recuperar su confianza… al intentar ponerlos en práctica,
apenas funcionan, básicamente porque nos dicen cosas como “haz ver a tu hijo un
futuro que le motive”, que a todos nos suena como a chino porque precisamente
si hubiéramos encontrado la manera de motivar a nuestro hijo sobre el futuro,
no estaríamos buscando cómo hacerlo.
No os voy a hacer un decálogo sobre cómo hablar con vuestros
hijos, sobre cómo recuperar el diálogo o sobre cómo motivarles. No os serviría
de nada.
Veamos las cosas desde otro punto de vista. Al menos para no
desquiciarnos tanto con ellos y su comportamiento, a veces tan caótico y
errático. Mirémonos a nosotros mismos y lo que les pedimos a ellos.
1. COHERENCIA
A un niño puedes enseñarle a comer verduras y no se fijará
en si tu lo haces o no. Con los adolescentes no es así. Lo primero que verán es
si tú lo haces y si no es así, apelarán a la injusticia para no comerse las
verduras y lo cierto es que tendrán razón.
La coherencia es muy importante en esta etapa. La confianza
que ellos tengan en nosotros se basa, precisamente, en eso.
Si les pedimos algo tenemos que dar ejemplo. En realidad
deberíamos hacerlo siempre, pero en esta etapa es fundamental.
¿Nunca os ha pasado que os quedáis solos en casa, limpiáis,
ponéis lavadoras, tendéis, ordenáis los armarios… y cuando llega el resto de la
familia no se dan cuenta de nada y te preguntan qué tal tu día de descanso?
Pues eso mismo les pasa a los adolescentes. No ven lo que
vosotros hacéis, son egoístas por naturaleza en ese aspecto. Así que mandarles
a recoger su cuarto, quitar la mesa, limpiar la cocina… mientras tú te echas la
siesta o ves la tele tranquilamente… “es injusto”.
Aprovechad los momentos en los que vosotros estáis haciendo
algo (cocinar, por ejemplo), para pedirles que lo hagan ellos también (recoger
su cuarto). Cread un día de limpieza en familia, por ejemplo. Se trata de hacer
las cosas en equipo y demostrar que cuando se trata de trabajar, trabaja todo
el mundo. No hay “injusticias”.
2. METAS PEQUEÑAS, RECOMPENSAS PEQUEÑAS
A veces les pedimos que saquen una nota media cada trimestre
para conseguir algo que desean, o peor aún, una nota media a final de curso. Y ya ni os cuento cuando les pedimos que "se conviertan en personas de provecho", que "alguien de quien sentirse orgullosos"... si creemos que entenderán lo que estamos diciendo... vivimos en otro planeta. Además no les estamos diciendo nada concreto, solo descargando nuestras propias frustraciones en ellos.
Recordemos nuestra adolescencia y analicemos lo que nosotros
sentíamos. También vivíamos “injusticias”, todo era un mundo para nosotros. La
chica o el chico que nos gustaba y no nos hacía caso, la amiga o amigo que “nos
traicionaba”, los “defectos” que nos veíamos, el profesor que nos tenía manía,
el tema o asignatura que no entendíamos independientemente de que nos lo
explicaran de cinco maneras distintas… si a eso le sumamos un objetivo grande,
global, a largo plazo (tres meses o un año es mucho para un adolescente), la
vida habría sido una carga continua de responsabilidades y emociones.
Ya, lo se, eso es para muchos adultos. Muchas horas de
trabajo fuera de casa y en casa, con los niños, sin apenas tiempo libre, con 30
días esparcidos de vacaciones al año… Nuestra vida es realmente una carga
continua de responsabilidades y emociones… pero ellos no lo ven, ni lo sienten
así y no lo verán, ni lo sentirán así, hasta que no tengan nuestra edad.
Marquemos metas pequeñas, teniendo en cuenta que sean:
eSpecíficas
Alcanzables
Realistas
con límite de Tiempo
"Ser un hombre de provecho" no es específica, ni medible, como poco. No tiene un límite de tiempo y a decir verdad, es tan subjetiva que no tiene por qué ser alcanzable y en absoluto es realista.
El primer trimestre nuestra meta
es aprobar, sobre todo si iniciamos un ciclo nuevo o tenemos que pasar un curso
difícil con mucho temario nuevo (5º de primaria, 2º de ESO, 4º de ESO, 2º de
Bachiller). Si ya han iniciado el ciclo, la meta debe ser mantener la nota con
la que acabaron el curso anterior. Pero tomad el primer trimestre de prueba.
El segundo trimestre trabajad las asignaturas una a una,
examen a examen y poned metas puntuales en cada examen, cercanas y posibles. Si
nuestro hijo o hija saca 5 en matemáticas… no le pidáis un 8, pedidle un 6.
Si suspende muchas asignaturas el primer trimestre, no le
pidáis que apruebe, buscadle ayuda, es obvio que no puede solo por algún
motivo. Pero no hagáis un mundo de ello. La vida de vuestro hijo no se acaba si
suspende, o repite. Se acaba si nunca puede llegar a cumplir ningún objetivo y
siente que es una decepción continua para vosotros.

Con cada objetivo conseguido se les puede recompensar con
algo, pero ha de ser algo que a ellos les interese. Por ejemplo: Como norma en
casa no se juega a la consola entre diario. Cuando consigue una meta puede
jugar durante una hora ese día. Vuestro hijo siempre tira la basura y lo odia,
pues ese día se libra de tirar la basura.
Es importante que la recompensa no sea económica. Estudiar
es una obligación y una inversión en su futuro, no un trabajo. A vosotros nadie
os paga por hacer la comida o planchar la ropa.
3. ESCUCHAR Y HABLAR


Si estáis enfermos y necesitáis su ayuda, pedídsela. No os
enfadéis porque han hecho la comida y se han dejado la cocina hecha un asco.
Son adolescentes. Pedidles que limpien la cocina y
premiadles con cariño y valorando lo que hacen. Ellos se sentirán útiles y
compartirán la carga con vosotros.
4. NO PIDAMOS EXPLICACIONES QUE NO PUEDEN DARNOS
Cuando nuestros hijos tienen una mala temporada, contestan
mal, se enfadan por todo, nos mienten… es realmente desesperante para un
padre/madre.

Preguntarnos por qué no tiene sentido en esta etapa, el
motivo es la edad en muchos casos.
Preguntárselo a ellos es un error más grande aún. La respuesta
muchas veces no la saben ni ellos y en la mayoría de los casos la respuesta es
algo tan ambiguo y real para ellos como “no se” o “me ha salido así” y, aunque no os lo creáis, aunque os frustre esa repuesta... no tienen otra más sincera.

No somos perfectos, así que en ocasiones y según el día que
también tengamos nosotros, les gritaremos y entraremos en una situación de la
que se sale bastante mal. Tampoco os culpéis, sois humanos, tratando con un
adolescente. Pero después de la discusión, cuando vosotros os calméis,
disculpaos y explicadles por qué habéis perdido los nervios. Eso es parte de
ser adulto, que es como ellos quieren ser considerados.
Continuará...
Si necesitas nuestra ayuda igualmente o sientes que "No te haces con tu hijo/a", ponte en contacto con nosotros en los datos que encontrarás en el desplegable, o escríbenos un comentario y te responderemos.
Comentarios
Publicar un comentario